lunes, 15 de febrero de 2010
Hope
Todo comenzó con un sueño. Alguien dijo “Habla de mí”, y supe, que era Dios. ¿Cómo? No lo se, quizás solo fue mi subconsciente que estaba divagando, o quizás no. Semanas atrás había estado preguntándome sobre su existencia, siempre había creído en el, pero no completamente por mis dudas. Hasta que tuve ese sueño, desperté en la madrugada, y en ese momento comprendí que El estaba tocando mi puerta para sentarse a tomar una taza de café conmigo eternamente. El momento, lo plasme en mi diario, no sabia si hacia bien, pero daba igual. […] No se, si se, lo que debería de saber. Tampoco si esta es la manera correcta, pero no importa.[…] Dice en alguna parte del escrito, […] No se ningún versículo de la biblia, no asisto a ninguna iglesia, si algún ateo comenzara a hacerme preguntas sobre tu existencia no sabría que decirle, me queda mucho por aprender, pero no esperare a graduarme en teología para entregarme a ti. Lo hare así, aquí, en mi cuarto, sin saber casi nada, tal y como soy, Alejandra. Aprenderé todo lo que tenga que aprender mientras te amo […] Dice casi terminando el escrito.
Eso fue unos meses antes de que mi padre muriera. Era la única que tenia pensamientos positivos, que mi padre se pondría bien, que todo se arreglaría, mientras que mi hermano preguntaba a mi madre “¿Papa llegara a navidad?”, No lo se hijo, no lo se. Contestaba mamá.
La noche del 26 de Septiembre, había visto a un Señor que era mas o menos reconocido constantemente en la feria del libro por su biblioteca, lo había visto en “librería cuesta”(No me acuerdo del nombre), estaba feliz porque después de regresar del cine con Wascar, tenia la ilusión de comentárselo a mi padre, porque sabia que se pondría muy contento. Pero cuando llegamos a casa, veo a la madre de Susana que llega angustiada, “¿Le paso algo a su hija?” Pensé, que tonta yo. Mi madre salió de casa y le dijo a Wascar “Mira a Juan José porque no se si son cosas mías”. El terror invadió mi cuerpo. Subí con ellos, pero me dijeron que me quedara en mi cuarto, claro, como buena Alejandra que soy no lo hice, me acerque al cuarto de mi padre y lo vi tirado en la cama, como ido, volví a mi cuarto comenzando a llorar del susto, mi madre llego diciéndome
“ Alejandra, ahora es cuando tienes que demostrar la casta, no llores, cuida a tu hermano”. “Si mama, lo hare”. Lo llevaron al hospital, me fui al baño a llorar en silencio, “¿Qué hago ahora Dios mío? ¿Qué hago?” Seque mis lagrimas, hice la cena sin supervisión de nadie por primera vez creo. Por suerte salió bien. Juanjo y yo nos quedamos solos esa noche, no dormimos.
Por la mañana fui corriendo al colmado que queda cerca del colegio para comprar una tarjeta y llamar a mi madre para saber noticias, ella dijo que seguía igual, que iría a casa a ducharse.
Cuando llega mi madre a casa: “Bueno, supongo que queréis saber la verdad”. “Dila, mama”. Dije.
“A vuestro padre le quedan horas, se va a morir”, y rompe en yanto junto con Juanjo. Ver a mi madre y hermano sufrir de esa manera, sobretodo a Juanjo porque nunca lo había visto así, me rompió el corazón, y entonces, mis ojos lloviznaron un poco. Nos abrazamos los tres.
Mi madre se fue otra vez, Juanjo estaba tan mal que no podía sostenerse, me mantuve serena para poder subirlo a mi habitación y consolarlo, lo tumbe en mi cama, e hice que se durmiera o tranquilizara.
En fin, esa misma noche, murió. En el mismo momento donde llamaron para comunicarlo, di un giro completamente. “Dios mío dame fuerzas, mi familia se derrumba de tristeza”, y así fue, me sorprendió mi forma de actuar, en todos los momentos, no sabia si era que no podía creerlo o que. Mi hermano lloraba encima de mí. Yo lo acariciaba “Todo saldrá bien, papa esta rockeando ahora en el cielo, tocando una canción para nosotros”, y reía de imaginarlo. Mi madre decía que quería morir “No puedes decir eso, tienes hijos a los cuales debes de seguir enseñándoles cosas, llora, pero no digas que quieres morir, lucha por nosotros”. Por una pequeña temporada, mientras mi madre estaba en el limbo, me encargué de mí, de Juanjo y de ella.
El punto es, que sabia que mi corazón estaba triste, pero no me había dado cuenta de la gravedad hasta que encontré un lugar donde me siento cómoda. Wascar me invito a ir a su Iglesia hace unas semanas, ya había ido a varias pero no tenían lo que yo buscaba. Estaba rodeada de tantas buenas personas, llenas de fe, cantando, que reflexione por un momento, y me di cuenta de que mi corazón estaba bastante triste, mas de lo que imaginaba, casi lloro 3 veces pero no lo hice porque no sabría que pensarían de mi, tenia la sensación de que era una niña golpeada fuertemente que corría hacia los brazos del Señor, y sentía alivio. “Mi corazón sanara poco a poco, ahora, desde este instante, podre retomar las cosas que antes hacían que los recuerdos golpearan mi mente, como escribir, como leer, como la música …”Pensé. Y mírenme, ahora estoy escribiendo, mientras las lágrimas mojan el papel, pero lo estoy haciendo, no como antes que escribía una oración y lo dejaba.
Entonces me he dado cuenta que, es verdad que la fe mueve montañas, que alivia el corazón, que la fe, es ver las estrellas aunque las tapen las nubes negras, es ver, el sol en medio de una tormenta, es ver, una fuente en el desierto, ver un hilo navegando por el mar, que la fe, es esperanza, y me he dado cuenta que, la fe, me esta salvando.
Arwen Rios Constantine [Alejandra Sierra Rios] 09/Feb/10
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